Chetumal. – Lo que al principio sonaba como un cambio de administración tersa en los ayuntamientos de Bacalar y Othón P. Blanco, por ser presuntamente de partidos afines, se ha convertido en una batalla de grupos políticos que buscan tener el control de la administración pública de los gobiernos municipales.
En cuanto a Bacalar, el presidente municipal electo, José Alfredo Contreras Méndez ha mantenido una relación distante de los medios de comunicación y evita dar entrevistas o hablar de temas relacionados con la entrega – recepción o su plan de gobierno.
El grupo comandado por el ex diputado priista y ahora dirigente del PT, Juan Manuel Herrera y la regidora electa, Trinidad Guillén, todavía mantienen una férrea pelea con «Chepe» buscando desacreditar su triunfo en las urnas a toda costa.
En contra parte, el grupo político que por cinco años tuvo el control junto con el todavía presidente municipal, Alexander Zetina Aguiluz busca afanosamente seguir en la «ubre gubernamental» y pone trabas para que el electo, arme su equipo de trabajo.
El conflicto refiere a los cargos de relevancia en el ayuntamiento, la secretaría general que todo indica caerá en manos de Javier Padilla, experimentado operador político, y en la tesorería suena el dirigente de la Coparmex y ex dirigente municipal del PRI, Paúl Romero Gómez.
En Othón P. Blanco, el ceviche no quedó al primer hervor, porque los encontronazos de los grupos de «poder» están a tope, al grado que al menos seis concejales de la llamada 4T que al inicio apoyaron a Luis Gamero quieren espacios en las direcciones y subdirecciones.
Dicha actitud operada desde un cuarto frío en la avenida Insurgentes, que ha impedido los concensos con el resto de regidores y regidoras tanto de Morena, como del PT y partido Verde y ni que decir de los del PAN, PRI, Fuerza por México y la independiente.
Suenan rumores que el conflicto por meter mano al ayuntamiento capitalino desde Benito Juárez y la oficina de la 22 de enero ha puesto a la alcaldesa electa en medio de la refriega, lo cierto es que la secretaria general y tesorería no han sido definidas y mientras tanto generan revuelo y distracción en la posible designación en la dirección de comunicación social.